DÍA DEL EVANGELIO 2021

El pronóstico del tiempo no consiguio impedirlo

Murmullos de expectación inundan la estancia, afectuosos saludos salvan la distancia de seguridad a través de la fuerza de una mirada cariñosa, y, mientras, algunos rezagados otean en busca de un asiento. En el ambiente se respira el entusiasmo por poder celebrar un año más una fiesta que, aunque Navarra no lo sepa, anhela profundamente.

En la Taconera, un par de señoras se acercan a ese hombre tan simpático que por su sonrisa pareciera que las estaba esperando. “Oh, vaya, ¿en serio? Pero si al final no va a llover.” “Sí, disculpe, pero es que, como anunciaban tormenta, hemos decidido trasladarlo a un lugar cerrado.” “Y, ¿podemos ir?” “Lo cierto es que está un poco lejos, y el aforo es limitado, pero, ¡pueden verlo online!” “Estos jóvenes, qué rápido lo arreglan todo… Tome, tome, caballero, póngamelo en el móvil, que con los cacharros estos yo no me aclaro”.

A 20 de km de Pamplona, en el polideportivo del centro de rehabilitación y acogida Vida Nueva, terminan las pruebas de sonido y el grupo de alabanza baja del escenario. Un hombre de Dios sube las escaleras, calmadamente, y quitándose la mascarilla sonríe a los asistentes para darles la bienvenida. Se siente la falta de los hermanos que nos acompañan desde casa, pero sabemos que nos une un mismo sentir, y con este pensamiento nos dejamos guiar por las palabras del pastor anfitrión. Nos recuerda la importancia de este día, que nació en la intimidad con Dios, que conmemora que somos la Iglesia redimida por el Señor Jesucristo. Un día para Su gloria, cuya esencia se encuentra en traer Su reino y hacer Su voluntad aquí en la tierra. Aquí, en este polideportivo, en Ciriza, en Pamplona, en Navarra, donde sea que signifique “aquí” para los que se han conectado por streaming. Aquí, en cada corazón y en cada vida. Aquí.

El Presidente y el Secretario del CENA toman el relevo y nos guían a hacernos uno a través de la oración. Cuando volvemos a abrir los ojos solo queda un deseo aún más intenso de vivir y expresar juntos el Evangelio de Jesucristo. Bailes, teatros, mimos, canciones… Las diferentes congregaciones se van sucediendo, y todas comparten un brillo especial en los ojos, una alegría, ¡no! ¡un gozo! Eso es, un gozo inefable e irremediablemente contagioso que va aumentando conforme avanza el evento hasta llegar al summum durante el concierto final. Los hermanos alzan sus manos, bailan, algunos cierran sus ojos y levantan una oración en la intimidad con su Padre, otros lloran lágrimas que brotan desde lo más profundo del alma. Y en medio de la alabanza lo sentimos, sabemos que Dios se ha agradado de Su pueblo y que ha derramado Su presencia. No sabemos cómo describirlo, pero aquí está, con nosotros, aquí.

Es el momento. En mitad del concierto uno de los pastores sube al escenario y nos transmite con sencillez la palabra que da vida. De corazón a corazón nos habla del sacrificio de Jesús, de la salvación que hemos recibido por Su resurrección, del amor perfecto de Dios por cada uno de los habitantes de esta tierra, y nos invita, a los trabajados y cargados, a ir a Él, a recibirle a través de una oración sincera. La alabanza viene de nuevo y nos conmueve todavía más intensamente. ¿Cuántos se habrán acercado al Señor por primera vez?, ¿cuántos acaban de volver a la casa del Padre? No lo sabemos, pero cantamos y bailamos, expresamos con todo nuestro ser la explosión de alegría que sigue a la salvación. Felices de saber que cumplimos nuestro cometido, que hoy se han vaciado sillas en el infierno, que el cielo estará un poco más lleno cuando lleguemos, que nuestro Padre está contento. Alabamos más fuerte, más fuerte, y aún más fuerte. Y finalmente, el pastor de cada congregación que se ha esforzado por hacer posible este día nos despide con un mensaje que, sobre todas las cosas, nos habla de gratitud, gozo y unidad.

Navarra se queda esperando al próximo Día del Evangelio, ansiosa por volver a experimentar la invasión del Cielo que hemos testimoniado este histórico 19 de junio del 2021. Aquí, donde quiera que eso sea: en Azagra, en Berriozar, en la Taconera, o en un recóndito polideportivo a 20 km de Pamplona. Pero aquí estaremos, hambrientos y anhelantes, aquí, Señor, aquí..

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